Parece que por estas fechas corremos la maratón del dulce. Por un lado resulta inevitable el no caer en la tentación de probar, como manda la tradición, las delicias navideñas pero por otro, sabemos que nuestro organismo sufrirá las consecuencias. Antes o después nuestro peor huésped, el "colesterol", llamará a la puerta.
Hay que recordar que lo que la mente desea dista bastante de lo que nuestro cuerpo necesita. Es difícil oírlo pero si pones atención, a veces se escucha esa vocecilla. La aparición del colesterol se encuentra estrechamente ligada a la ingesta de azúcares. No se trata de contar cuántas cucharadas de azúcar al día le echo al café o la cantidad de onzas de chocolate que me merezco hoy. La mayor parte de los alimentos ya contienen azúcares, pastas, legumbres y ni que hablar de frutas y verduras. Es por ello que con una dieta rica y variada prácticamente nuestro cuerpo queda abastecido de azúcar.